lunes, agosto 20, 2018

Del Poder de los Medios de Comunicación

No descubro nada si afirmo que los medios de comunicación de masas, situados en la esfera de la superestructura, poseen un influjo de dimensiones inconmensurables sobre la conciencia colectiva de la sociedad. De hecho, es bien conocido que, a raíz del escritor irlandés Edmund Burke, la prensa es también denominada como el cuarto poder en suma a los tres poderes clásicos del Estado liberal burgués: ejecutivo, legislativo y judicial. Como muestra del mencionado influjo, en este breve escrito relato una experiencia personal a partir de la preparación de un viaje a Corea del Norte.

Personalmente, uno de los grandes placeres de viajar es el de conocer de otro modo la historia y cultura de la región de destino. Así, resulta evidente que Corea del Norte es un lugar altamente atractivo por sus significativas diferencias con respecto a los Estados occidentales como consecuencia de su particular organización socioeconómica de base socialista que se remonta a 1948. Es en dicho año en el que Corea del Norte se consolida, con Kim Il-sung a la cabeza, como Estado independiente después de la división de la península coreana surgida tras la expulsión del Imperio japonés (el cual colonizaba la península desde 1910) al término de la Segunda Guerra Mundial. La división se materializó a lo largo del famoso Paralelo 38, quedando las regiones al norte y al sur bajo la influencia de la Unión Soviética y los Estados Unidos, respectivamente. Posteriormente, la Guerra de Corea, que enfrentó a las dos mitades entre 1950 y 1953 en el marco de la Guerra Fría, traería consigo la redefinición de la frontera que hoy conocemos entre Corea del Norte y su vecino del sur. Panmunjom fue el lugar, situado en el Paralelo 38, en el que se firmó en 1953 el armisticio que pausó el conflicto armado, es decir, la península coreana continúa oficialmente en guerra a pesar de los esfuerzos diplomáticos. Desde entonces y hasta hoy también a través de los líderes Kim Jong-il y Kim Jong-un, el régimen desarrolla la conocida como idea Juche, un marxismo-leninismo con influencias propias de la cultura coreana y carácter nacionalista. A lo largo de su historia, Corea del Norte se ha visto seriamente afectada por las sanciones económicas impuestas por la criminal potencia hegemónica mundial que son los Estados Unidos. Este hecho, unido a diferentes factores como calamidades climatológicas o la desaparición del bloque soviético con el que Corea del Norte mantenía relaciones comerciales fundamentales, hizo que el país asiático atravesara una gran crisis, también conocida como la Ardua Marcha, a lo largo de la segunda mitad de la década de los noventa (aunque China es un importante apoyo para Corea del Norte, parece ser que tras la muerte de Mao Zedong y la posterior apertura económica del gigante asiático en 1978 las relaciones (también comerciales) entre los dos países no son las mejores). La hambruna acontecida durante este período causó miles y miles de muertos por toda su geografía. Hoy día parece ser que el país se ha recuperado en buena medida de aquella sombría etapa y continúa luchando por su independencia, copando numerosos espacios en la prensa occidental como consecuencia del programa armamentístico que desarrolla con fines disuasorios frente al imperialismo yanqui.

Fue a comienzos del presente año cuando decidí visitar Corea del Norte, viaje que comenzaré dentro de unos pocos días. Aunque viajaré solo, realmente no lo estaré durante mi estancia: debido a las normas del país, todo extranjero ha de estar acompañado por un funcionario responsable mientras se encuentre fuera del lugar de alojamiento. Además, el recorrido de la visita está programado de antemano.

Desde que hice público a familiares, amigos y conocidos mi viaje al país asiático he recibido toda clase de observaciones: desde menciones positivas a reacciones negativas cargadas de prejuicios (por ejemplo, sobre el peligro del viaje) pasando por otros tantos comentarios asépticos y chascarrillos de dudosa gracia acerca del riesgo para mi integridad física o que ridiculizan el régimen. Por supuesto, pueden y deben hacerse todas las críticas que procedan al régimen norcoreano, pero siempre desde una perspectiva científica, esto es, sistemática y rigurosa. Precisamente, esto último es lo que no practican los medios de comunicación vinculados a la superestructura de la esfera occidental.

Uno de los chascarrillos acerca del riesgo que podría correr mi integridad física durante la visita giraba en torno al famoso caso del joven estudiante norteamericano Otto Frederick Warmbier, publicitado ampliamente por la prensa occidental. Otto habría sido condenado por Corea del Norte, donde se encontraba de viaje turístico, a quince años de trabajos forzados tras sustraer un cartel propagandístico de una zona reservada al personal del hotel Yanggakdo en Pyongyang (donde precisamente me alojaré durante mi estancia en la capital del país). Otto habría sido liberado al año siguiente y devuelto en estado comatoso a Estados Unidos, donde acabó falleciendo. Sin embargo, y sin el deseo de justificar la posible actuación del país socialista, lo que la prensa occidental activamente omite por lo general es que el joven norteamericano realizaba una acción consciente ignominiosa contra el pueblo norcoreano alentada por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Y, aunque los medios de comunicación insinuaran lo contrario, parece ser que Otto no sufrió tortura alguna mientras se encontraba apresado en Corea del Norte de acuerdo con la autopsia practicada ya en, obviamente, territorio norteamericano.

De otro lado, algunos de los chascarrillos que ridiculizaban el régimen iban ilustrados con sendas noticias de la prensa británica. Una de ellas, del conservador The Daily Telegraph, se titulaba algo así como Rusia contrata a trabajadores 'esclavos' norcoreanos a pesar de las sanciones de la ONU. Otra, del segundo diario más leído en Reino Unido y criticado por su sensacionalismo barato, el conservador Daily Mail, redactaba Trim Jong-un: Los hombres y mujeres norcoreanos sólo pueden elegir entre 15 peinados autorizados  pero ninguno coincide con el distintivo corte de Kim Jong-un. Resulta siempre patético y deplorable cómo, por lo general, existen las suficientes matizaciones en el cuerpo de las noticias de prensa como para revelar el sesgo intencional y engañoso de los correspondientes titulares: los titulares son lo primero que los consumidores de prensa escrita leen (y, a veces, lo único) y su objetivo es ya no sólo llamar la atención, sino asentar prejuicios viscerales acordes a los intereses de los grupos de comunicación y sus vínculos (entre otros, económicos y políticos). Por ejemplo, en el caso de la segunda noticia se recurre al lamentable juego de palabras Trim Jong-un que, en castellano, vendría a significar algo así como Corte Jong-un. Además, si nos remitimos al cuerpo de la noticia, descubrimos cómo esta se construye en su totalidad a partir de un único tweet de un periodista finés que ha fotografiado unos carteles con unas simples guías de estilo de peinados. No obstante, para el capital cualquier oportunidad es buena si permite el ejercicio del proselitismo contra toda alternativa al capitalismo. Así, en el caso expuesto se ha recurrido a la tergiversación y ridiculización de una realidad para tratar de exaltar la relativa falta de libertades individuales en la región en contraposición con Occidente. En definitiva, los medios de comunicación de la superestructura capitalista golpean al unísono con una meta primordial: la demonización de Corea del Norte con objeto de legitimar cualquier acción sobre el país asiático que sirva a los intereses de Occidente como, por ejemplo, una eventual intervención armada.

A unas pocas semanas de iniciar mi viaje a Corea del Norte comencé las últimas gestiones, como la tramitación del visado. Progresivamente desde ese instante empecé a sentir cambios en mí: percepción más o menos constante de mareo, dolores de cabeza más habituales, descanso superficial, ligera taquicardia en momentos puntuales, etc. Aparte de acudir al médico, en un primer momento pensé que los mareos serían consecuencia del calor propio del verano y de una incorrecta hidratación, por lo que aumenté mi consumo de agua diario y reduje el de café. Sin embargo, observé que cuando abordaba algún asunto relacionado con mi visita a Corea del Norte algunos de los síntomas se agudizaban. Entonces fui honesto conmigo mismo y admití que los referidos síntomas estaban causados por la ansiedad que me generaba el viaje debido a la incertidumbre en numerosos planos (uno no es inmune a su contexto social). El ser consciente de esta cuestión (que en cierto modo fue sorpresiva dado que he disfrutado en varias ocasiones de viajes solo a diferentes partes del mundo) me proporcionó la determinación de no renunciar al viaje en ningún caso independientemente de lo incómodo de los síntomas así como me alentó a afrontar la ansiedad para mitigarlos. Para ello, comencé a realizar ejercicio aeróbico a diario, a tomar alimentos naturales para reducir la sensación de mareo, a practicar la relajación muscular progresiva de Jacobson cada noche, la respiración diafragmática o abdominal a lo largo del día para evitar una posible hiperventilación y técnicas de distracción. También empecé a mejorar mi hidratación así como a prestar especial atención a mi rutina de descanso y alimentación. No estaba dispuesto a consentir que algo así diese al traste con algo tan estimulante para mí y, hoy, a pocos días de iniciar el viaje, puedo afirmar que la situación está bajo control y que me encuentro con enormes ganas de iniciar esta pequeña aventura.

La experiencia descrita en el párrafo anterior me hizo, de nuevo, ser consciente del extraordinario poder de los medios de comunicación. En particular, me hizo redescubrir los siguientes dos aspectos de los mismos:
  • Generación de una arquitectura conexionista socialEn relación a los medios de comunicación las sociedades se comportarían como complejas arquitecturas conexionistas donde las unidades elementales serían los individuos. Dada la característica de la memoria en el ser humano, los individuos ejercerían una doble función social: 1) la propagación, a través del lenguaje, de la información/opinión vertida por los medios de comunicación a otros individuos (unidades elementales de la arquitectura) con los que tienen conexiones y 2) la retroalimentación de dicha información/opinión en términos agregados, esto es, en tanto que refuerzo colectivo. Este doble mecanismo sería el encargado de tejer una amplia red social que lograría un alto grado de homogeneización del pensamiento. Finalmente, cabe mencionar que, por supuesto, los propios medios de comunicación son endógenos respecto de sus sociedades y, en efecto, formarían parte de la descrita arquitectura conexionista social.
  • Afección sobre el inconsciente: La información/opinión vertida por los medios de comunicación y desarrollada en toda su magnitud por la arquitectura conexionista social actuaría directamente sobre el inconsciente de los individuos modulando, a favor de dicha información/opinión, su comportamiento sin darse cuenta.

En conclusión, la breve historia aquí expuesta sería expresión de la generación de una arquitectura conexionista social (comentarios sesgados negativamente generalizados sobre Corea del Norte en consonancia con el pensamiento dominante) y de la afección sobre el inconsciente (con la manifestación de ansiedad como consecuencia) como elementos propios del descomunal poder de los medios de comunicación.

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