De nuevo, la población de Noáin se encuentra en fiestas, con el impacto que ello conlleva en lo referente a las relaciones y conducta sociales. Unas fiestas que cumplen el patrón tradicional de las celebraciones populares acontecidas en las localidades, en particular españolas, año tras año. Algunos rasgos comunes de dichas fiestas son el alcohol y el ruido.
Como noaindarra (gentilicio de Noáin), sobre la cuestión del ruido puedo mencionar lo siguiente. En tiempo de fiestas, cerca de la Plaza de los Fueros de Noáin viene sistemáticamente instalándose una zona recreativa con algunas atracciones para las personas más jóvenes que es ambientada con música de muy baja calidad a muy alto volumen. El concepto ruido podría definirse como toda aquella información (también acústica) diferente de la objetivo (es decir, de la de interés) para el sujeto observador. Por tanto, la referida música de muy baja calidad a muy alto volumen es ruido para todo aquel que no se encuentra participando de la fiesta por voluntad propia, por libre decisión. En estos días, cualquier actividad que requiera de cierto grado de silencio se ve violentada: lectura, estudio, reflexión crítica, descanso, etc. A modo orientativo, descargué una aplicación en mi dispositivo celular para la medición del nivel de presión sonora (SPL, por sus siglas en inglés). Es evidente que la precisión de dicha medición dista en gran medida de la lograda con un sonómetro profesional, si bien puede dar pistas acerca del escenario que describo. Tras ser calibrada la aplicación para la medida del SPL, una noche de un jueves de fiesta en Noáin (día laborable) se observó un nivel de presión sonora de más de 60 dB en la cocina de la vivienda que habito teniendo la ventana abierta. Esto equivaldría a algo entre tener encendida la radio o el televisor con un volumen normal y encontrarse en medio de una conversación entre varias personas dentro de la habitación. El SPL también fue medido en el dormitorio donde me disponía a descansar ya que tenía que despertarme temprano para acudir a mi lugar de trabajo. Esta habitación estaba completamente cerrada y las persianas echadas, observándose un nivel de presión sonora cercano a 40 dB. Por todos es conocida la correlación directa existente entre el nivel de ruido y la mala calidad del sueño, así como entre la mala calidad del sueño y la aparición de enfermedades relacionadas. Por un simple silogismo, existe una correlación directa entre el nivel de ruido ambiental y la aparición de enfermedades relacionadas. De acuerdo con el documento Night Noise Guidelines for Europe editado en 2009 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe suficiente evidencia científica como para asociar la aparición de ciertos problemas de salud con una exposición prolongada a determinados niveles de ruido nocturno medibles fuera de la vivienda. Así, el insomnio ambiental surge a partir de un nivel de presión sonora de 42 dB. Además, a partir de SPLs de 50 dB y 60 dB se ve incrementada la incidencia de enfermedades cardiovasculares y de desórdenes mentales entre la población, respectivamente. También reportado por la OMS en el mismo documento, experimentar niveles de presión sonora por encima de 42 dB dentro de la habitación de descanso produce desvelos nocturnos de modo instantáneo.
En consecuencia, es evidente que este modelo de ocio que implica, entre otros elementos, altos niveles de ruido, resulta perjudicial para la salud de la comunidad que lo sufre. De forma directa están siendo contrariados, al menos, dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dichos artículos son el 24 y el 25. De un lado, el artículo 24 expresa que «toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas». De otra parte, el artículo 25 afirma que «toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad». Por tanto, y en base a la argumentación construida en torno al mencionado documento de la OMS, los artículos 24 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos están siendo violentados en lo referente al derecho al descanso y al aseguramiento de la salud y el bienestar, respectivamente. Todo ello sin olvidar el impacto negativo del escenario descrito en otras actividades diurnas ya mencionadas como pueden ser la lectura, el estudio o cualquier otra que requiera de un cierto grado de concentración. Como bien creía Salvador Allende, la mejor política de salud pública que se puede llevar a cabo es aquella que, con carácter preventivo, está destinada al aseguramiento de las mejores condiciones de existencia posibles de la comunidad, y el ruido como producto humano perjudicial para la salud es un factor evitable.
La población de Noáin se encuentra en la actualidad gobernada por Queremos Noáin, agrupación vinculada a Podemos y, en consecuencia, teóricamente progresista. Una característica básica del progresismo es el cuestionamiento radical y continuo de lo existente en pos de su superación buscando siempre la mejora de las condiciones de existencia de la mayoría social. Luego, como existente, el modelo de ocio también ha de ser visto a través del prisma de la crítica, y aquel modelo que gira en torno a elementos como el alcohol y el ruido debe ser abordado, al menos, desde tres planos diferentes aunque claramente interrelacionados. El primero de ellos ya ha sido esbozado en anteriores párrafos y se refiere a la cuestión del descanso, el bienestar y la salud de la comunidad, todos ellos protegidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, carta de obligado cumplimiento y referente del progresismo (sector que ha de protegerla de las sistemáticas violaciones a las que se ve sometida por parte de las elites internacionales). ¿Libertad para qué? La libertad necesariamente ha de conjugarse en el marco del respeto a los Derechos Humanos. Todos tenemos derecho a divertirnos, pero también todos tenemos derecho a descansar correctamente, al bienestar y a la salud. El segundo plano es el medio ambiental, pues es evidente la existencia de un problema de, entre otros tipos, contaminación acústica asociado a este modelo de ocio. El tercero de estos planos y, posiblemente, más importante, se refiere a la cuestión de la capacidad crítica del pueblo. Todas las tradiciones han de ser cuestionadas como componente necesaria del progreso. El modelo de ocio tradicional esbozado debe ser reflexionado, pues recurre a elementos alienantes y embrutecedores de la personalidad como el alcohol o la música de muy baja calidad (a menudo reproductora del imaginario patriarcal a través de ritmos simples y repetitivos) a muy alto volumen. Sin embargo, hoy más que nunca, momento en que el modelo neoliberal penetra hasta los tuétanos, precisamos de una clase trabajadora consciente y organizada. Horrorizado asisto, también y especialmente en Noáin, a la creciente pauperización de la clase trabajadora unida a una sostenida pérdida de su conciencia de clase que conllevan su lumpemproletarización. Hoy más que nunca, precisamos de una clase trabajadora combativa, y todas las esferas de la vida y, en particular, de la vida pública, tienen su proyección en los asuntos de clase. A este respecto, cabe decir que el modelo de ocio que aquí se discute es antitético a la consecución de la consciencia y los valores necesarios para una transformación social en sentido progresista. Todos aquellos progresistas que, como en Noáin, se ocupan de la rēs pūblica, como representantes del pueblo así como promotores que son en última instancia de sus celebraciones, han de contribuir reivindicando un modelo de ocio crítico superador del arquetipo alienante tradicional. Las formas de ocio también están determinadas por las relaciones sociales de producción. También la aceptación inercial del modelo de ocio se imbrica con la aceptación inercial de las relaciones sociales de producción. Por ello, el cuestionamiento del primero es reflejo necesario de una comunidad crítica que obligatoriamente cuestionará las raíces más profundas de la organización social y económica que condicionan su existencia.
Como noaindarra (gentilicio de Noáin), sobre la cuestión del ruido puedo mencionar lo siguiente. En tiempo de fiestas, cerca de la Plaza de los Fueros de Noáin viene sistemáticamente instalándose una zona recreativa con algunas atracciones para las personas más jóvenes que es ambientada con música de muy baja calidad a muy alto volumen. El concepto ruido podría definirse como toda aquella información (también acústica) diferente de la objetivo (es decir, de la de interés) para el sujeto observador. Por tanto, la referida música de muy baja calidad a muy alto volumen es ruido para todo aquel que no se encuentra participando de la fiesta por voluntad propia, por libre decisión. En estos días, cualquier actividad que requiera de cierto grado de silencio se ve violentada: lectura, estudio, reflexión crítica, descanso, etc. A modo orientativo, descargué una aplicación en mi dispositivo celular para la medición del nivel de presión sonora (SPL, por sus siglas en inglés). Es evidente que la precisión de dicha medición dista en gran medida de la lograda con un sonómetro profesional, si bien puede dar pistas acerca del escenario que describo. Tras ser calibrada la aplicación para la medida del SPL, una noche de un jueves de fiesta en Noáin (día laborable) se observó un nivel de presión sonora de más de 60 dB en la cocina de la vivienda que habito teniendo la ventana abierta. Esto equivaldría a algo entre tener encendida la radio o el televisor con un volumen normal y encontrarse en medio de una conversación entre varias personas dentro de la habitación. El SPL también fue medido en el dormitorio donde me disponía a descansar ya que tenía que despertarme temprano para acudir a mi lugar de trabajo. Esta habitación estaba completamente cerrada y las persianas echadas, observándose un nivel de presión sonora cercano a 40 dB. Por todos es conocida la correlación directa existente entre el nivel de ruido y la mala calidad del sueño, así como entre la mala calidad del sueño y la aparición de enfermedades relacionadas. Por un simple silogismo, existe una correlación directa entre el nivel de ruido ambiental y la aparición de enfermedades relacionadas. De acuerdo con el documento Night Noise Guidelines for Europe editado en 2009 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe suficiente evidencia científica como para asociar la aparición de ciertos problemas de salud con una exposición prolongada a determinados niveles de ruido nocturno medibles fuera de la vivienda. Así, el insomnio ambiental surge a partir de un nivel de presión sonora de 42 dB. Además, a partir de SPLs de 50 dB y 60 dB se ve incrementada la incidencia de enfermedades cardiovasculares y de desórdenes mentales entre la población, respectivamente. También reportado por la OMS en el mismo documento, experimentar niveles de presión sonora por encima de 42 dB dentro de la habitación de descanso produce desvelos nocturnos de modo instantáneo.
En consecuencia, es evidente que este modelo de ocio que implica, entre otros elementos, altos niveles de ruido, resulta perjudicial para la salud de la comunidad que lo sufre. De forma directa están siendo contrariados, al menos, dos artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dichos artículos son el 24 y el 25. De un lado, el artículo 24 expresa que «toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas». De otra parte, el artículo 25 afirma que «toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad». Por tanto, y en base a la argumentación construida en torno al mencionado documento de la OMS, los artículos 24 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos están siendo violentados en lo referente al derecho al descanso y al aseguramiento de la salud y el bienestar, respectivamente. Todo ello sin olvidar el impacto negativo del escenario descrito en otras actividades diurnas ya mencionadas como pueden ser la lectura, el estudio o cualquier otra que requiera de un cierto grado de concentración. Como bien creía Salvador Allende, la mejor política de salud pública que se puede llevar a cabo es aquella que, con carácter preventivo, está destinada al aseguramiento de las mejores condiciones de existencia posibles de la comunidad, y el ruido como producto humano perjudicial para la salud es un factor evitable.
La población de Noáin se encuentra en la actualidad gobernada por Queremos Noáin, agrupación vinculada a Podemos y, en consecuencia, teóricamente progresista. Una característica básica del progresismo es el cuestionamiento radical y continuo de lo existente en pos de su superación buscando siempre la mejora de las condiciones de existencia de la mayoría social. Luego, como existente, el modelo de ocio también ha de ser visto a través del prisma de la crítica, y aquel modelo que gira en torno a elementos como el alcohol y el ruido debe ser abordado, al menos, desde tres planos diferentes aunque claramente interrelacionados. El primero de ellos ya ha sido esbozado en anteriores párrafos y se refiere a la cuestión del descanso, el bienestar y la salud de la comunidad, todos ellos protegidos por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, carta de obligado cumplimiento y referente del progresismo (sector que ha de protegerla de las sistemáticas violaciones a las que se ve sometida por parte de las elites internacionales). ¿Libertad para qué? La libertad necesariamente ha de conjugarse en el marco del respeto a los Derechos Humanos. Todos tenemos derecho a divertirnos, pero también todos tenemos derecho a descansar correctamente, al bienestar y a la salud. El segundo plano es el medio ambiental, pues es evidente la existencia de un problema de, entre otros tipos, contaminación acústica asociado a este modelo de ocio. El tercero de estos planos y, posiblemente, más importante, se refiere a la cuestión de la capacidad crítica del pueblo. Todas las tradiciones han de ser cuestionadas como componente necesaria del progreso. El modelo de ocio tradicional esbozado debe ser reflexionado, pues recurre a elementos alienantes y embrutecedores de la personalidad como el alcohol o la música de muy baja calidad (a menudo reproductora del imaginario patriarcal a través de ritmos simples y repetitivos) a muy alto volumen. Sin embargo, hoy más que nunca, momento en que el modelo neoliberal penetra hasta los tuétanos, precisamos de una clase trabajadora consciente y organizada. Horrorizado asisto, también y especialmente en Noáin, a la creciente pauperización de la clase trabajadora unida a una sostenida pérdida de su conciencia de clase que conllevan su lumpemproletarización. Hoy más que nunca, precisamos de una clase trabajadora combativa, y todas las esferas de la vida y, en particular, de la vida pública, tienen su proyección en los asuntos de clase. A este respecto, cabe decir que el modelo de ocio que aquí se discute es antitético a la consecución de la consciencia y los valores necesarios para una transformación social en sentido progresista. Todos aquellos progresistas que, como en Noáin, se ocupan de la rēs pūblica, como representantes del pueblo así como promotores que son en última instancia de sus celebraciones, han de contribuir reivindicando un modelo de ocio crítico superador del arquetipo alienante tradicional. Las formas de ocio también están determinadas por las relaciones sociales de producción. También la aceptación inercial del modelo de ocio se imbrica con la aceptación inercial de las relaciones sociales de producción. Por ello, el cuestionamiento del primero es reflejo necesario de una comunidad crítica que obligatoriamente cuestionará las raíces más profundas de la organización social y económica que condicionan su existencia.
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