La presente entrada recoge una breve propuesta de investigación en el
ámbito de la antropología, la sociología y las ciencias políticas,
con objeto de usar su hipotético resultado con fines de
transformación social y políticos. En resumen, se busca demostrar
desde el punto de vista positivista que los individuos con una
ideología de izquierda en sentido amplio son más inteligentes que
aquellos que poseen una de tipo liberal (en términos económicos) o
conservadora.
Título
orientativo.
De la correlación existente entre la inteligencia y la ideología
política.
Introducción
y motivación.
En un mundo en el que el neoliberalismo ha redoblado su ataque contra
la clase trabajadora, es hora de que la izquierda y los sectores
populares arrebatemos la hegemonía de la incorrección política a
la derecha (política, mediática, etc.) internacional. En otras
palabras, es necesario pasar decididamente a la ofensiva con objeto
de revertir la situación expresada por el multimillonario Warren
Buffett en su frase «la
lucha de clases sigue existiendo, pero la mía va ganando».
Cualquier acción dirigida a este fin, dentro de unos límites
razonables, es importante que sea llevada a cabo. Estas acciones han
de golpear al unísono así como provenir de todos los campos de la
cultura y el saber humanos. En consecuencia, la presente propuesta de
investigación busca emplear su hipotético resultado con fines de
transformación social y políticos. Esta propuesta de investigación
se resume en la demostración de que los individuos con una ideología
política de izquierda son más inteligentes que aquellos que exhiben
una de carácter liberal (en términos económicos) o conservadora.
Hipótesis.
De acuerdo con la anterior introducción, la hipótesis de partida es
que los individuos situados a la izquierda en el espectro político
poseen una mayor inteligencia. Presumiblemente, esta hipótesis es
cierta en función de algunos estudios existentes [1]. Además,
considérese la siguiente noción: un individuo inteligente velará
por sus intereses y los de su comunidad puesto que el hombre es un
ser social. El pensamiento progresista persigue precisamente la
consecución de los intereses y el bienestar de la mayoría social,
luego los individuos inteligentes presentarán, en mayor o menor
grado, este sesgo ideológico.
Metodología.
Se trata de verificar o desmentir la anterior hipótesis mediante una
aproximación positivista. Para ello, se propone, en primer lugar, la
selección de una muestra suficientemente numerosa no sesgada de la
sociedad (potencialmente española) para la realización de sendos
tests: uno para la estimación del cociente intelectual y otro para
la determinación de la ideología política. A continuación, se
trata de demostrar que las variables cociente intelectual e ideología
política no son estadísticamente independientes. Una vez confirmada
la dependencia, si el sesgo ideológico se cuantifica en un rango de
0 a 10, donde 0 expresa extrema izquierda y 10 extrema derecha, se
tratará de contrastar si el coeficiente de correlación lineal de
Pearson es suficientemente negativo (en consecuencia, la relación
entre ambas variables sería lo suficientemente lineal). De ser
cierto, la hipótesis inicial del estudio habría sido validada. En
caso de que dicho coeficiente tienda a la nulidad por la falta de
linealidad en la relación estadística entre ambas variables se
abordarán otras aproximaciones para el contraste de la hipótesis.
Sin
perjuicio de lo anterior, el estudio podría ser extendido analizando
con detenimiento la dependencia de un mayor número de variables (las
cuales, evidentemente, modulan el pensamiento político) con el fin
de extraer conclusiones adicionales más ajustadas. Así, además de
que la muestra seleccionada para el estudio lleve a cabo sendos
tests, le sería solicitada la indicación de otros datos como edad,
género, nivel de estudios, empleo, nivel salarial o lugar de
residencia, para una fase posterior más profunda de la
investigación.
Bibliografía.
[1] G. Hodson y M. A. Busseri, “Lower Cognitive Ability Predicts
Greater Prejudice Through Right-Wing Ideology and Low Intergroup
Contact”. Psychological
Science,
vol. 23, pp. 187—195, 2012.
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