domingo, abril 29, 2018

Harvey, Kliman y la Ley de Descenso Tendencial de la Tasa de Ganancia

El debate acerca de la validez o no de la ley de descenso tendencial de la tasa de ganancia (LDTTG), la cual fue formulada por Marx en el Libro III de El Capital, es un debate clásico en el seno de los economistas heterodoxos. Dicho debate llega hasta la actualidad, y muestra de ello es la discusión mantenida recientemente por David Harvey y Andrew Kliman a raíz de un borrador para un congreso en Turquía elaborado por el primero de ellos donde estima innecesaria la LDTTG para la comprensión de la dinámica de la economía capitalista, en general, y del acontecimiento de la Gran Recesión, en particular.

David Harvey es un conocido geógrafo y profesor británico que mantiene posturas económicas de carácter heterodoxo. Como se ha introducido en el anterior párrafo, Harvey sostiene que la LDTTG es innecesaria para los análisis económicos marxistas tanto de la Gran Recesión (donde la financialización habría jugado un papel muy relevante) como de la dinámica del conjunto de la economía capitalista en general.

Más en particular, este profesor se muestra crítico con la posibilidad de que las crisis sean monocausales como consecuencia de la LDTTG así como con que tal ley juegue papel alguno en el surgimiento de las mismas. Considera que el modelo en el cual se basa esta ley es excesivamente simple y sus suposiciones estrictas, si bien Harvey reconoce que tales suposiciones no se encuentran explicitadas en ningún lugar. Por el contrario, recurre a la concepción del capital como ecosistema en evolución y, a partir de ahí, establece un símil entre el cuerpo humano que puede morir por múltiples razones y los múltiples puntos de tensión y posibles fallos en el todo orgánico del capital. Así, contrapone la LDTTG que, según él, es mecánica y unidireccional, a la existencia de una mezcla caótica de causantes de las crisis, sin direccionalidad alguna.

Si bien admite Harvey la observación empírica de que la tasa de ganancia resultante del conjunto de las corporaciones de los EE.UU. ha ido decayendo (tendencialmente hablando) desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, no piensa que tal descenso sea resultado de la LDTTG. En cualquier caso, considera que el análisis del conjunto de la economía de los EE.UU. (cuya rentabilidad, además, habría experimentado una recuperación durante los últimos años) es limitado y no extrapolable al terreno global. Más aún, arguye que, dado que la fuerza de trabajo a nivel global aumentó en términos absolutos en 1100 millones de trabajadores de 1980 a 2005, con el consiguiente aumento de la masa total de plusvalía extraída, la LDTTG no actuó.

En palabras de Harvey, Marx habría tenido dudas en general acerca de su propio descubrimiento, señalando la LDTTG sólo tangencialmente en sus análisis de las crisis (comerciales y financieras) de 1848 y 1857, y no retomándola hasta 1868. Sin embargo, por la correspondencia de Marx se sabe que este se encontraba muy satisfecho de su descubrimiento, considerándolo la ley más importante de la economía política.

Desde una perspectiva marxista ortodoxa, a consecuencia de una lectura errónea de Marx (quien afirmó que «la causa última para todas las crisis reales siempre descansa en la pobreza y el consumo restringido de las masas») por parte de Harvey, este profesor podría ser catalogado de defensor del enfoque subconsumista en tanto que las crisis serían el resultado de la falta de demanda efectiva, independientemente de la LDTTG.

A diferencia de Harvey, Andrew Kliman es un firme defensor de la validez de la LDTTG (la cual cree importante tener en cuenta de cara a poder prevenir las crisis económicas), si bien considera que no es la verdad absoluta de la dinámica de la economía capitalista. Kliman es un reputado economista y profesor norteamericano de orientación marxista, defensor de una interpretación de la teoría del valor marxiana llamada Interpretación de Sistema Único y Temporal (TSSI, por sus siglas en inglés). Por tanto, como defensor de la validez de la LDTTG, cree que las políticas destinadas a una mejor gestión del capitalismo (por ejemplo, políticas de regulación financiera) son, en el mejor de los casos, de efecto limitado y temporal, puesto que estas no cuestionan la búsqueda de la maximización de la rentabilidad (búsqueda que se traduce en gran medida en la automatización de los procesos productivos).

Kliman ciertamente observa, al igual que hace Harvey, que la fuerza de trabajo a nivel global aumentó en términos absolutos en 1100 millones de trabajadores de 1980 a 2005, con el consiguiente aumento de la masa total de plusvalía extraída. Sin embargo, como bien argumenta Kliman, esto no prueba nada acerca de la tasa de ganancia si no se analiza en relación al capital adelantado. En otras palabras, aunque la masa total de plusvalía extraída aumente en términos absolutos, si el capital adelantado también lo hace, y en mayor proporción, existirá un decrecimiento de la tasa de ganancia.

En contraposición a Harvey, la lectura que hace Kliman de la LDTTG de Marx es que esta es multicausal. Este economista establece un símil entre la LDTTG y la ley de la gravedad, la cual explica, por ejemplo, que las manzanas caigan de los árboles independientemente de la existencia de factores contrarrestantes en uno u otro sentido, como el viento o la resistencia del aire. Es decir, la existencia de tales factores no condiciona la validez de la ley de la gravedad ni esta se constituye en un modelo monocausal o que sólo funciona en ausencia de otros elementos. Algo parecido ocurriría con la LDTTG que seguiría siendo válida en presencia de otros elementos. De hecho, Kliman, al igual que Harvey, piensa que la financialización jugó un papel muy importante en la Gran Recesión. Una de sus múltiples afirmaciones en este sentido es la siguiente: «Por supuesto, una crisis financiera desencadenó la recesión, y fenómenos específicos al sector financiero (apalancamiento excesivo, hipotecas de riesgo, etcétera) estuvieron entre sus causas importantes».

Kliman se encargó de analizar el impacto de diferentes factores, y no sólo el de la automatización de los procesos productivos, sobre el decrecimiento tendencial de la tasa de ganancia resultante del conjunto de las corporaciones de los EE.UU. (teniendo en cuenta tanto las cuentas nacionales como los datos de la inversión en el exterior) desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días (hecho que, como sabemos, es observable empíricamente). Así, concluyó que el decrecimiento tendencial de la tasa de ganancia eminentemente se debió a un ritmo de crecimiento del empleo menor que el de la acumulación de capital, lo que validaría la LDTTG.

Finalmente, Kliman parece ser crítico con las tendencias subconsumistas dado que el consumo de la clase trabajadora, haya o no haya crisis, siempre se encuentra limitado. En palabras de este profesor, «culpar de la crisis a la capacidad de consumo restringida de las masas es como de la caída de un avión a la gravedad (que existe siempre, haya o no caída)».

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